El primer sol del verano.

Esa calidez sincera que entra por tus poros y toma forma. Te invade. Te asfixia, te agobia. Te atrapa. Es una sensación nueva, fantástica. Una sinceridad que te acaricia y hace que ronronees. Que perfora y toma el control.  Una escala en bemol o el sonido de una armónica en buenas manos. Una parada en el tiempo, una sonrisa al viento y una tempestad en seco. Es un huracán de chispas, una tensión no resuelta, un golpe insonoro. Palabras inaudibles y canciones extranjeras. Es un cálido sol de verano lo que tú despiertas.

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