Hoy es día de dar las gracias.

¿Para qué buscar nada, si hasta lo más duradero acaba esfumándose?

Yo te encontré a ti; más gaseoso que el humo, materializándote en mi alma.

Querido seguidor/a:

Nunca pensé recibirte por mis cuatro paredes añiles. Ni esperaba prepararte un té mientras te acomodabas en mis sonrisas. Tampoco esperaba que me dieras tu chispa de esperanza cada vez que caía y veía que esto prosperaba. Sonreí gracias a ti. Y eso se merece más que unas palabras vacías que no has oído pronunciar. Las grandes ilusiones que has construido, valen más que todo el oro del mundo. Porque son tuyos, exclusivamente tuyos, hacia mi. 

También me has hecho llorar. Me has hecho abrir los ojos con tus grandes consejos que nunca estuvieron a mi alcance. Y así cómo yo no sé dar consejos, no sé usarlos. No sé tomarme tus consejos en serio, y lo siento. No sé mejorar, no te sé enloquecer; y nadie te promete que llegue a hacerlo algún día. 

Así cómo has ocupado un espacio en mi vida, yo quiero ocuparlo en la tuya. Quiero ocuparlo con canciones al alba, con letras que expresen. Que expresen eso que con palabras jamás sabré explicar. Que expresen el sonido de un silencio cubierto con margaritas secas y rocío apagado. Quiero expresarte mi alegría, mi tristeza; la manera en la que cambié gracias a ti.

Dejé que los tonos grises barrieran mis problemas, mientras me perdía contándote cosas sin sentido a ti. A alguien que en algún momento se interesó por mi. Que en algún momento se paró a 'escucharme' en la distancia. A esa persona que me dedicó su tiempo a leerme, a sentir -por muy poco que sea- con lo que escribo.

Y sólo por eso, te mereces mis agradecimientos infinitos. Te mereces algo más que una palabra tan bonita como 'gracias'. Te mereces ser cómo a ti te gustaría ser, sin miedo a la realidad.

Con sonrisas en el alma; y letras en las entrañas: Miss Nothing.