Tí y Manndarina.



Tenías
cuatro mecheros de la suerte 
y no fumabas, 
y decías tres veces adiós
antes de colgarme,
y ahora ya no tienes
uno de esos mecheros,
me enteré que te enamoraste;
y que con ella no te despides,
ni siquiera a la tercera.

Y las duchas de dos 
que siempre acababan en camas deshechas
y en cigarros a medias,
en todas esas puertas de bares
en las que ponía nuestro nombre
a besos,
ahora ya sólo son duchas y puertas,
y versos
de alguien cualquiera.
Todas esas canciones 
que aún nadie había escrito,
pero que nosotros habíamos tarareado,
van de la mano con las veinte calles
que ahora no separan tu casa de la mía.

Cuando te vi,
parándome en mitad de la Gran Vía,
y me gritaste que
querías hacer conmigo 
todo el amor que hasta ahora 
nadie había hecho con la poesía,
sentí que yo era Manndarina
y tú eras Tí,
y la terrible historia de amor
que (otra vez)
se nos estaba viniendo encima.


3 comentarios :

  1. Dios, me encantó, no se si será un texto vivido, aún así, es perfecto.
    Besos y enhorabuena por el texto :)

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  2. Podria decir que me ha encantado pero eso es quedarme demasiado corto y como quiero dejar un comentario diré que me has dejado sin palabras...

    Besos con cianuro.

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  3. Hola
    Encontre tu blog por casualidad en un comentario y he quedado encatanda escribes muy bonito :) este poema es tan adjskht. Te sigo. Te invito a visitar mi blog eldiariodedanielamay.blogspot.com
    Saludos n_n

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