Corto y cambio, corazón.


Odio cuando me amas por mi nombre
y no por besos con lengua,
cuando soy lluvia y tú paraguas,
cuando no quiero creer y te haces posible.

Romper ventanas para entrar a verte
y no para encontrarme,
se ama, Amor, con todas las letras,

con perdón.

La poesía es para gilipollas
que han decidido que el amor 
es para los que aún no lo han conocido,
y que sus rodillas, junto a su frente,
podrían contar mejores historias
que sus dedos.

Historias de amor o de derrumbamientos,
no importas, corazón,
hay colchones con mucho más vicio.

Besos que rompen en cuatro un silencio de dos,
y que recomponen agujeros de gusano
en boca podridas.

Érase una vez que por tu culpa no fue,
y unas ganas que se mordieron por dentro
por no verte volver al lugar de mi crimen,
a enterrarme el hacha, a recogerme la sangre,
y a arroparme a besos antes de dormir.

Odio colgarme coma de tus puntos
y que tú me sueltes la mano para ser final;

corto y cambio de boca.

3 comentarios :

  1. Precioso, como siempre. Como llevaba tiempo sin comentar, sólo quería pasarme por aquí. Sigue así y no cambies, Sireia.

    ResponderEliminar
  2. Joder, Sireia. Cómo me dejas sin palabras. Qué bonito es leerte. Tienes una forma de expresar las ideas, con una originalidad, con una manera de llegar hasta dentro que... pfff ¿me prestas tus palabras? porque las mías las he perdido al leer esta poesía.
    Sigue deleitándome con textos así, por favor.
    Te admira,
    María

    ResponderEliminar