Para un momento y mira alrededor.

¿Alguna vez has pensado cuál es mi ritmo cardíaco cuando te veo? ¿O como segrego adrenalina al estar cerca tuyo? No. No lo has pensado, no lo sabes. Así que, para, deja de mirarme raro y escúchame. Sí, ahora es cuando tendría una estúpida sonrisa en mi cara, y no la tengo. Ahora es cuando me ruborizo, pero no lo hago. ¿Sabes por qué? No, no lo sabes. Desde que te conozco, fumas, te enrollas con una, fumas, y con otra... Así yo también quiero vivir. Y tú lo sabes. Sabes que te quiero, pero sigues. Una especie de obsesión por hacer daño. Te crees que nos controlas, que mandas tú. Y para no cansarte, paras y te lías un porro. Luego, si una se va, tienes miles más esperando para recorrer el mapa de tu espalda. Y sí, no me importa gritarte a la cara que eres un imbécil y un cabrón, un cerdo y un prepotente. Paso de que juegues más conmigo. Pero eso no te importa, seguramente, ya tengas una en el baño o esperando en la cafetería... Así que, ya lo sabes. Mira a tu alrededor, no todo eres tú y tú. También existen las personas. Las personas con sentimientos, como yo.

No hay comentarios :

Publicar un comentario