Es lunes.

No ha venido a verte nadie.
El cura recita las palabras escritas en su memoria, cambiando tu nombre, tu circunstancia. Las hojas rojizas crujen al pisar de los fantasmas del pasado. Él tampoco ha venido. Tú no querías que viniera. Le hubieras odiado si así hubiese sucedido. Le odiarías sin que él se enterara, sin que nadie se enterara.
El cura sigue recitando textos, los recita al viento. A tu alma contaminada. No sabe que no le escuchas. No sabe que tu sólo piensas que el rencor acumulado que te hubiera gustado soltar. Haciendo temblar el suelo, haciendo temblar el mármol que te cubre. Necesitas odiarlo. Culparle de que cuatro maderas te hagan retroceder en el tiempo...
hacerle culpable de haber sido capaz de pronunciar un Adiós, de esos que jamás habías pronunciado. Estas muerta. El amor corrompió tu corazón, lo paró. Dejó que tu vida fuera bajando hasta ser tan fijo como un alfiler. Tal cual como el alfiler que llevará tu madre en el vestido de los domingos que hoy no lleva. 
Hoy es lunes, y el cura recita versos, sin saber que hoy no es día de versos, es día de odio. Odio y hojas rojizas que crujen bajo las manos del viento.
Abandonada, dichoso libro tiene la culpa.

1 comentario :

  1. Hola, cuánto tiempo!. :) Me gusta, dentro de poco yo también empezaré con los odios en mi Blog. No recuerdo si ya te puse alguno. Suerte, a escribir y a vivir.

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