Hogueras de princesas encantadas.

Me drogué con promesas y sin receta certificada.

Cuenta la leyenda, que una bellísima princesa, de punta en blanco, siempre se peinaba sola frente a un lago. Con su peine de oro. Su larga melena que le caía por su rígida espalda, teñía todo el monte de negro. Un precioso color. Así, un cruel príncipe, hijo de reyes malvados, la secuestró y la obligó a acompañarla a palacio. Ella, acompañada de su hada madrina, le acompañó siendo consciente de que aquello no tendría buen fin. El malvado príncipe mató al hada madrina, y esta le echó una maldición antes de morir. Así, el horroroso príncipe muere y cómo castigo, el rey encierra a la bella princesa en las oscuras mazmorras de palacio. La familia, contrata a una bruja para que haga una poción y así acabar con la inocente princesa de una vez por todas. Pero el hada madrina se aparece, y consigue que los efectos de la poción sólo consigan dormirla. Así, cómo despertarse sólo durante una noche al año, la noche de San Juan. Esta noche, una bellísima princesa, de punta en blanco, aparece peinándose ante un lago solitario, para regar flores en las que crecen delicadas hadas madrinas. Cuentan que, si la miras a los ojos fijamente y averiguas el color de sus pupilas, estarás en su lugar y te convertirás en La Encantada.
¿Qué os deparó, la noche más especial del año?
Yo, escribí mi carta y la quemé. Dejé que se la llevase el viento.

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