Pianista a su piano.

Marzo claro de 2011. ¿Por qué no hablar de verdad, sin tapujos?

Ella pulsa cada tecla de su ordenador como un pianista su piano. Está aburrida. Cree que ese chico que ha agregado es tan solo un contacto más al que saludar por zumbidos. Otro estúpido humano más. Teclea mientras bebe de su vaso ya vacío. Teclea mientras contempla su foto, su nombre. Mientras contempla el color añil de la pared. Ese chico comienza a hacerla reír. Ese chico le seca las lágrimas a distancia. Mucha, mucha distancia. Sin embargo siente como si estuviera sentado a su lado riéndose de lo fea que está cuando llora. Sonrisas invisibles cubren los problemas que escritos, se cuentan. Ella apaga, tiene sueño. Se despide, se acuesta. Da vueltas en la cama. ¿Por qué se habrá ido tan pronto? Tan solo son las tres.
Él sigue conectado. 'Sabría que no te irías tan pronto, nena.'
Entonces, el sueño se esfuma y las ganas del otro crecen. Hace ya dos meses que hablan. Ya la ha felicitado por su cumpleaños, ya la ha robado mil sonrisas, mil escalofríos. Tiene que decírselo, pero no lo hace. Se calla. Quiere seguir siendo la tonta por la que no duerme. Por la que quizá mienta en cada palabra. Hoy han discutido. Han dicho cosas que no piensan, o que quizá sí. Ella ha llorado, realmente lo ha hecho. Se ha echado ella toda la culpa. Se siente mal. Golpea su ordenador con fuerza. Promete olvidarle. Ilusa...
Llega su cumpleaños. Ella le felicita, pendiente de su respuesta. Esta tarda y solo contiene un `¿Cómo te has acordado?' Ella sonríe. Recuerdan viejos tiempos, cuando aún se decían cosas bonitas. Él se va. Desaparece. Ella vuelve a llorar. Levanta la cabeza y entonces lo ve claro. 
Él solo era otro estúpido humano más, sólo que de él se había enamorado.

1 comentario :

  1. Hola. Lo cierto es que lo de estúpido es redundar en lo humano, y es justo por eso que nos enamoramos. Un abrazo.

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