Serás tu propio héroe.

Hay historias de buenos y malos, de cuentos felices, y cuentos inacabados.

Alguien una vez me dijo, que hay que mirar los problemas de lejos, porque de cerca los pequeños detalles se mezclan con la confusión. Que las mezclas eran innecesarias, para todo. Y que la confusión, tenía que dejar de ser nuestra amiga fiel. Y que así, y solamente así, podríamos ser capaces de arriesgarnos a cualquier cosa sin miedo al fracaso. Y aquí estoy yo; la cruda madrugada de un día cualquiera en el calendario, intentando mirar mis problemas desde otra distancia. Intentando cerrar los ojos, dar un paso hacia atrás, y distinguir nuevos detalles. Ver que si lo pintas con un pintalabios, todo puede ser de color de rosa. Y vuelvo a dar otro paso atrás, y vuelvo a ver caminos nuevos. Caminos sin final, callejones con trampas. En ellos, gatos callejeros y vagabundos ambiciosos, cubos de basura tirados, canciones de un violinista imaginado. En ellos, gente interesada que te roba tus mejores cartas para ganar el dinero de la apuesta. Calles silenciosas con sombras que te rodean, que te susurran. Te cuentan con detalles, cómo llegar al final del circuito. Cómo saciar tu necesidad de espacio, tu espacio. Te cuentan, que a la derecha puedes encontrar a un viejo amigo que te dará la mano para que no te mojes en el río. Que a tu izquierda, la música suena más alto que el resto del mundo. Te cuentan, que aunque ya no tengas nada, aunque lo hayas perdido todo, no estás solo. Que siempre tienes algo a lo que aferrarte si tropiezas. Y que cuando levantas la vista, de nuevo todos los caminos se han unido en uno. Uno que te tienta, te enseña el final. Corres desesperada hacia él, pero te das de morros cuando la puerta a tu salvación está cerrada con llave. Con una llave específica. Una llave que debes crear tú mismo. Con lo que encuentres, con lo más efectivo de ti. Y cuando la tienes, y abres la puerta, sabes que lo has hecho. Has vuelto a dar otro paso atrás, has visto que todas las incógnitas de la ecuación tienen su valor numérico. Que ese problema, ya se ha solucionado, con un final. Feliz o no. Pero está hecho. Lo has hecho tú, superando cada obstáculo que se interponía en tu camino. 

Como el héroe de tu propia vida.