Como decía Joaquín
los besos que te dan las chicas malas
salen más caros cuando los regalan,
y aunque tú no olías a fracaso,
lo tenías escrito en la frente.
Eras las horas entre
tanto probador y tanta sábana,
o las veintiuna conchas
que cogimos el trece de julio,
mientras recitabas de memoria
las palabras de Cobb
mirándome a los ojos.
Eras un tren de alta tensión
y de bajo consumo,
como esas bombillas que
empiezan muy flojo y dan fuerte;
el verbo brillar era tuyo.
Hablar alto de ti no me da vértigo
porque te he visto bajar escaleras
de dos en tres
con esos tacones rojos
y esa mirada que deshiela polos
-y algún que otro norte-.
Puede que llegara a enamorarme
de tu forma de cruzar las piernas
o de tu previsibilidad,
aunque tu ciclo lunar
era tan peligroso como
intentar provocar un incendio
enredando mis dedos en tu pelo.
Me gustaba tu nombre
porque empezaba por P
-y no acababa-.
Uau. No había asociado tu twitter con tu blog, y cuando he leido tu bio ha sido como: "joder, ¿Ahora como la llamo? ¿Sibreria o Manndarina? Jajajaja
ResponderEliminarUna entrada alucinante, me ha transmitdo muchisimas cosas y ya sabes lo que vale eso.
Un beso de pato
Maria
Buena entrada, el titulo me encantó, besos y me alegro de haber encontrado tu blog :)
ResponderEliminarTodos esos detalles que la hacen especial. Una entrada muy bonita y llena de sentimiento. :)
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