Nuestra primera conjugación.


Podría hablarte de 
las cuatro patas de tu cama
o de las veinte mil lunas
de nuestro círculo polar,
o podría no hablarte
de nada
que tuviera que ver con
nosotros.

Quizá la solución a 
tanta media luna 
y tanto medio corazón,
sea pintarse los labios
cual Reina Roja
y mandarte besos
hasta encogerte.

Como decías, 
cuando aún eras tú,
el verbo más importante 
es de la primera conjugación,
y no es amar ni empezar,
ni siquiera terminar,
y no veas lo rápido
que usaste ese último.

Si te contara
cuántas veces pongo la lavadora
sólo para acordarme de ti,
me tomarías por cuerda,
de esas con nudos perfectos 
y unas ganas de 
acabar con vidas,
que dan ganas de enamorarse.

El verbo enamorar
nunca,
nunca, 
me ha gustado;
como si fuera necesario
usar el amor como excusa
de la rabia sexual
y la impotencia que da
ese cartel de 'no tocar'
que lleva la poesía
colgado del cuello.

3 comentarios :

  1. ¿Cómo puede ser tan perfecto? Estoy de acuerdo con Nina, los pelos de punta.
    Un besazo enorme.

    PD: Tienes un premio en mi blog.

    ResponderEliminar
  2. A mi el verbo enamorar no sé si termina de gustarme, pero tu blog lo ha hecho. Me ha enamorado. Y eso si me gusta hahahaha

    ResponderEliminar