Paredes blancas; corazones vacíos.

El escapismo invisible de un corazón en el que no creo. 
El sonido fresco de una lágrima golpeando a las miles del río; navegando entre si misma, buscándose entre el viento. El golpe seco de una sonrisa contra paredes blancas; vacías de todo amor posible, perdidas entre la gente no presente en sus cientos de cúmulos de pasión tangible. La clara luz del sol de primavera, que florece las flores más hermosas, y realza su belleza. Pero la brisa pobre, le impide ver la realidad que le rodea, la oscuridad que la absorbe sin querer dejarse. La mal enseñada juventud que su rostro transmite, las perfectas mentiras sobre su belleza que otras bocas dicen.

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