Setenta y nueve noches eternas.

¿Nunca te has fijado que la llama de una cerilla es como tú? Como si estuviera esperando que alguien la salvase...

Podría tararearte al oído veintiuna veces las notas de Fragile y prender una cerilla por cada uno de estos setenta y nueve días que no has estado. Quererte bajito, que he bailado sobre los escalones de nuestra estación haciendo que el otoño llegase antes bajo mi falda. Que he bajado las persianas y he fumado, que he convertido todos nuestros momentos en noches eternas, y aún así, todo esto sigue doliendo. Que he cogido aviones de papel y volado el mapa desde mi ombligo a tu sur. 
Podría recorrerte la columna con los dedos y no parar nunca. Morderte las ganas, y sólo ser capaz de pensar cuántos besos me habré perdido con tanta mierda de seguridad. Con tantas cicatrices a piano que no hacen más que reírse. Gritarte flojito, mientras me tambaleo por nuestros cables, esperando que me empujes para aprender a bailar. Esperarte hasta que pase una tormenta que no es la nuestra, para crear un caos que se convierta en Octubre y no acabe nunca.
Y a tu pregunta, 'siempre, ¿capaz o no?', yo te respondo 'capaz'.

3 comentarios :

  1. Yo también quiero que me empujen a bailar. Y todo lo que relatas, es genial. Un besito <3

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  2. Es el destino el que nos empuja a hacer todo esto. (y sin palabras)

    HTR.

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