Confesiones de una lágrima II

Más te vale no recordarme y dejarme marchar por el contorno de tu rostro, para verte sonreír.

Me precipito al vacío, tras arrastrar sus sentimientos más allá de la locura. Más allá de noches oscuras. Me precipito a una oscuridad segura, sin prisa, humedeciendo allí a mi paso. Dejando que ella se exprese, saque su furia... y me la trasmita. Quiero sufrir todo el dolor que le hago pasar a ella. Aunque sea por un efímero segundo, hasta que me disuelva en su tejido, el de su alma. 
Su alma pura y limpia, esa que yo ensucio. Esa que marchito, seco y hago crujir cuando resbalo sin querer por su rosada mejilla. Me odio. Me odia. No debería existir, sin embargo, ella no me olvida. No me deja marchar. No puedo ver una de sus mejores sonrisas tras de mi.

1 comentario :

  1. Que sepas que todas las lágrimas se evaporan. Sigo leyendo. Abrazos.

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